martes, 28 de julio de 2009

CRIMEN ATROX: Una introducción a la Teología Dogmática del Holocausto (I)



“Who controls the past, controls the future; who controls the presents, controls the past”.
(George Orwell, “1984”)


*Este texto salió editado en la magnífica revista chilena “CIUDAD DE LOS CESARES” num 45, 1997 (casilla 38, 22 Santiago de Chile). Un ejemplo de sinceridad de una revista cultural que busca la verdad, y que no está ligada a ningún partido.

EL HIPOPOTAMO, EL ESCEPTICO Y EL SHOAH-BUSINESS.

Por supuesto, por supuesto. ¿Cómo, el lector no lo sabía? Entonces es hora de que se entere: hay un hipopótamo instalado en su dormitorio.
Ciertos lectores se inclinarán a la suspicacia. Su incredulidad quedará disipada mediante el siguiente diálogo.

DIALOGO 1. El Hipopótamo Metafísico.

-Usted habla nada menos que de un hipopótamo en mi dormitorio, es un completo disparate.
-¿Por qué un disparate?
-En mi dormitorio no veo ningún hipopótamo.
-Ah, pero ése no es motivo de duda: le aclaro que se trata de un hipopótamo invisible, pero no por eso menos real.
-¿Un hipopótamo invisible pero real? ¿Y como entra semejante paquidermo en el dormitorio, cómo no tropiezo con él?
-Le aclaro que no estamos hablando de un hipopótamo vulgar, éste es invisible e intangible, atraviesa las paredes y, por supuesto, usted no puede palparlo.
-Aún así. Mi perro lo escucharía y lo olería.
-Tampoco, no despide olor ni hace ruido. Es invisible, intangible e inaudible -y por si pretendiera usted ponerse en materialista, le indico desde ya, que este hipopótamo no presenta masa, ni energía, ni reacciona a los instrumentos de laboratorio.
-¿Pero qué hipopótamo es ése?
-Es un hipopótamo metafísico.
¿Ha quedado usted convencido? El incrédulo lector se dirá que no hay ninguna diferencia entre afirmar un hipopótamo metafísico en el dormitorio o simplemente negar que exista allí un hipopótamo. Ajá. Claro, es fácil hacerse el inteligente cuando no hay riesgo. Pero la cuestión se complicaría si hubiese una Religión del Santo Hipopótamo, con un imponente número de creyentes, predicadores, teólogos e inquisidores... y si las autoridades nacionales e internacionales reconocieran al Hipopótamo Metafísico y dictaran leyes castigando severamente a quienes pusieran en duda su existencia. En ese caso el lector omitirá tantas preguntas y conviviría lo mejor posible con el paquidermo.
¿Pasan esas cosas en el mundo real? Bueno, según se mire. En vez de Hipopótamo ponga usted “Holocausto” y observe las reacciones. Como declararon públicamente P. Vidal-Naquet, L. Poliakov y treinta intelectuales franceses:
“No se puede preguntar cómo fue posible el genocidio. Fue técnicamente posible, porque tuvo lugar. Ése es el punto de partida obligatorio para toda investigación histórica sobre el tema. Nosotros queremos simplemente recordar: no hay discusión sobre la existencia de las cámaras de gas, ni puede llegar a haberla”
(Le Monde, 21.2.79).
Aquí entonces, no se admiten discusiones, se cree o se marcha preso. ¿Por qué? En parte por decoro, por no hacer el ridículo. Las discusiones, cuando estaban permitidas, se iban pareciendo a las de Arriba.

DIALOGO 2. El Holocausto Metafísico

-Si se hubiera gaseado a tanta gente deberían verse algunas huellas.
-El gas del Holocausto se disipa y no deja huellas.
-Quedarían cadáveres.
-Nada de eso, eran incinerados por completo y las cenizas también desaparecían sin dejar rastros.
-Pero los crematorios no pueden trabajar de esa manera, se necesitarían millones de toneladas de carbón, que en la guerra era sumamente escaso.
-En el caso del Holocausto se disponía de ese carbón en depósitos secretos.
-Un disparate. Además, las chimeneas estarían arrojando humo sin interrupción y se vería en las miles de fotos áreas que los aliados tomaron sobre Auschwitz.
-Nada de eso, probablemente esos aviones de reconocimiento disponían de un filtro especial que eliminaba el humo.
-Aún así, se verían en las fotos las sombras que arroja el humo.
-El humo del Holocausto no arrojaba sombras.
-¿Pero qué clase de holocausto es ése?

Etcétera. Por toda Europa las democracias liberales emiten gradualmente leyes de represión que impiden estas discusiones. Castigando las divergencias, salvan el consenso de los demócratas.

¡EL HOLOCAUSTO ES EVIDENTE!

Por la época en que se expedían las ultimas leyes de censura, en un show televisivo de adoctrinamiento, se invitó al especulador Ignaz Bubis (Presidente del Consejo Judío Central de Alemania) para esclarecer a la juventud sobre el Holocausto. Tras los relatos de siempre, uno de los muchachos le preguntó con un poco de timidez: “Bueno, sería terrible, pero ¿donde están las pruebas?”. La respuesta de Bubis fue un indignado chillido: “¡Usted me pregunta dónde está mi madre asesinada, dónde está mi hermana asesinada! Millones de víctimas ¡y encima me pide pruebas!” Aplauso espeso de la claque en el estudio y fin del debate.
En realidad, Bubis y los suyos desearían un argumento que estableciera el Holocausto de forma absoluta, un Holocausto tan irrefutable como el Hipopótamo Metafísico, exento de cadenas causales y de molestas incursiones empíricas. La Teología Dogmática del Holocausto desearía plagiar a San Anselmo de Canterbury (en el conocido argumento ontológico de la existencia de Dios): El Holocausto es el crimen más atroz que puede pensarse (id quo peius cogitari nequit). Ahora bien, si el Holocausto no fuera real podría pensarse otro crimen igual pero que fuera real, lo que seria peor, y entonces el peor crimen que puede pensarse no seria el peor crimen que puede pensarse. Esto es contradictorio. Por lo tanto, el Holocausto tiene que ser real y ni siquiera puede pensarse que no lo haya sido. Q. E. D. Si un insensato sugiere lo contrario debe ser relajado al brazo de la justicia secular.
La tenaz Teología del Holocausto emplea una argumentación más simple, que serviría hasta para probar la Inmortalidad del Cangrejo: el alma del cangrejo es inmortal, porque es simple; y la simplicidad del alma del cangrejo se sigue del hecho de que ella es inmortal. ¿Qué tal? Del mismo modo procede la Teología del Holocausto: la realidad del Holocausto es indiscutible porque nos consta la perversidad intrínseca del Nacionalsocialismo; y esto último lo sabemos muy bien por la realidad del Holocausto. Q. E. D. Un ejemplo estupendo de demostración circular al que se acogen la mayoría de las Cortes de Justicia.
Desde 1990 se impone, casualmente desde Alemania, una abreviación aun más grotesca: el Holocausto es un hecho notorio y publico (offenkundig). Y que el Holocausto es un hecho notorio y publico es también un hecho notorio y publico. Q. E. D. Con esta cómoda fundamentación cualquier Tribunal puede rechazar pedidos de dictamen o pericias a favor del disidente acusado, como se vio en los recientes procesos contra el General Otto Ernst Remer (actualmente exilado en España), contra el Ing. Walter Lüftl (ex-presidente de la Cámara Federal de Ingenieros en Austria), contra Gunther Deckert (ex-presidente del NPD alemán, en estos momentos en prisión) y contra Germar Rudolf (químico, ex-investigador de la Max Planck-Gessellchaft, que escribió un dictamen en el juicio del Gral. Remer).

RELEVANCIA POLITICA DE UN DILEMA HERETICO.

¿Quienes son los heresiarcas, los verdaderos disidentes del Sistema? Para el disenso en el sentido peligroso de la palabra no basta con leer a Carl Schmidt y después confeccionar un resumen. En este punto debemos darle la razón a Ian J. Kagedan, Director de Relaciones Gubernamentales de la B´nai B´rith de Canadá: “El recuerdo del Holocausto es el elemento principal del Nuevo Orden Mundial” (Toronto Star, 26.11.1991). Disidente es todo aquel que o bien mitiga la relevancia del Holocausto (Verharmlosung) o quien niega su realidad (Leugnung), disidente es el que plantea dilemas molestos.

“El recuerdo del Holocausto es el elemento fundamental del Nuevo Orden del Mundo” Ian J. Kagedan (Toronto Star, 26.11.1991)

Supongamos que el relato del Holocausto fuera cierto. En la II Guerra Mundial murieron alrededor de 60 millones de personas. ¿Por qué interesarían justo esos presuntos 6 millones del Holocausto? Por supuesto, su exterminio constituiría un crimen brutal, cometido en tiempo de guerra; cruel, pero no más cruel que el bombardeo aliado sobre la población civil alemana. Podría concebirse como un acto de represalia, como suele ocurrir en todas las guerras... Este pensamiento está prohibido porque incurre en la figuras del Verharmlosung, atenuamiento de culpa.
Ahora supongamos que el relato del Holocausto fuera falso. ¿Cómo explicar la actitud del sionismo internacional? Tal actitud supondría la voluntad y el poder para mentir por 50 años en escala internacional, expoliar a un pueblo y exigir para sí privilegios jurídicos. Eso constituiría un crimen perverso, cometido en tiempo de paz. Y esa voluntad y poder del sionismo contarían con la complicidad de las minorías gobernantes... Esta ocurrencia está prohibida bajo la figura de Leugnung y de Volksverhetzung, es decir, negación agravada y agitación del pueblo.
Las reacciones de los Medios corroboran la relevancia politica de tales reflexiones. Por ejemplo, en el Franfurter Allgemeine Zeitung (15.8.94) escribe Patrick Bahners:
“Si Deckert tuviera razón, la República Federal de Alemania estaría fundada sobre una mentira, cada discurso del presidente, cada minuto de silencio, cada libro de Historia sería una mentira. Quien niega el Holocausto pone en duda la legitimidad de la República Federal de Alemania”.
En el juicio de G. Deckert de 1994 se dejó claro que la independencia del Poder Judicial queda cancelada en los juicios políticos. Se suspendió en sus funciones al juez Orlet que había aplicado a Deckert una pena de una año en libertad condicional. Anulado este juicio, en el siguiente se condenó a Deckert a dos años de prisión efectiva. La acusación: haber hecho una traducción simultánea de una conferencia de Fred Leuchter, experto norteamericano en ejecuciones en cámaras de gas. En estos procesos los jueces ya estaban prevenidos: o rueda la cabeza del acusado o la suya propia. Y aquí se ve la relevancia politica de toda esta discusión. No se trata de Historia alemana sino de la Ortodoxia del Sistema vigente?. ¿Comprende usted? Una advertencia: si sigue leyendo se meterá en la famosa boca del lobo, junto a heresiarcas contumaces e imprudentes.

UNA MANIPULACION DESINHIBIDA

El revisionista que niega el Holocausto tiene que luchar contra prejuicios cimentados por decenios de desinformacion. ¿Qué se puede exigir al ciudadano promedio si un intelectual como Alain de Benoist, al escribir sobre Hitler en su ‘Vu de Droite’ no tiene mejor ocurrencia que citar la autoridad de un embustero como Rauschning? Al ciudadano promedio le parece imposible que grupos y personalidades tan diversas se confabulen durante cincuenta años para manipular la historia. Quien postula un poder semejante parece comprometerse con ciertas formas de ficción politica, repleta de afirmaciones incontrolables sobre fuerzas ocultas.
A esto se puede replicar que la función de la propaganda es legitimar un determinado estado de cosas -nada más natural que hacer leña del árbol caído y mentir sobre el enemigo derrotado-. Pero observemos un ejemplo aleccionador, un hecho poco conocido y fácilmente verificable: la tergiversación de la Biblia en aquellos lugares donde podría resultar un paralelo sospechoso para el Holocausto. Recordemos que las primeras versiones del Holocausto hablaban de muerte en el fuego, de donde procede el termino “Holocausto “. Bien, en las Biblias de una edad respetable encontrará usted el pasaje de Samuel II, c 12, con esta versión:
“David tomó a todo su pueblo y asedió y conquistó la ciudad de Rabba y quitó la corona del rey que pesaba 50 kilos en oro y piedras preciosas, y se la colocó en su propia cabeza; luego hizo saquear la ciudad. A los habitantes los colocó en sierras de hierro y cuñas de hierro y los redujo a cenizas en hornos de ladrillo. Hizo lo mismo en todas las ciudades de los hijos de Ammon. Después volvió con todo su pueblo a Jerusalén” (Samuel II, cap. 12, v. 29-31, según la Züricher Bibel de 1914).
Luego de la II Guerra Mundial encontramos el predominio de otra versión, donde el David genocida se readapta y se transforma en un creador de fuentes de trabajo:
“A los habitantes de la ciudad los llevo afuera y los hizo trabajar con sierras, picas y haces de hierro y con ladrillos” ( Samuel II, cap. 12, v. 31 según la misma Zuricher Bibel 1945 ).
¿Capricho de protestantes? En el siglo XIX la Vulgata colocaba, a propósito de las actividades de David en Rabba: “ populum quoque ejus adducens serravit, et circumegit super eos ferrata carpente, divisitque cultris et traduxit in typo laterum”.
Confronte usted la traducción de Torres Amat, de principios de siglo, con las versiones sucesivas de Nácar Colunga en la serie B.A.C. de la Editorial Católica.
Pueden darse al hecho variadas explicaciones, aunque en un dato coincidiremos todos: la creación de una atmósfera filosemita que no retrocede ni ante la manipulación de textos tenidos por sagrados. Moraleja: si esto es posible sin revuelo de teólogos cristianos, también lo será la tendencia a presentar supuestos documentos sin temer la critica de los historiadores oficiales. ¿Nos vamos entendiendo?

LOS DOCUMENTOS GEMELOS

La cuestión del Holocausto es entonces algo más que una cuestión histórica, la materia es histórica, la finalidad es política. Es una cuestión de legitimidad política para el Sistema que nace tras la derrota del Eje y quiere abolir las naciones. Y es también una cuestión de honestidad intelectual frente a un sucedáneo de Teología que postula un hecho, impone una exégesis y despliega una Inquisición.
La problemática del Holocausto puede abordarse como la investigación de dos cuestiones. Primera cuestión, si hubo en la conducción del III Reich la intención de exterminar la población judía. Segunda cuestión, si de hecho se produjo tal exterminio. La versión más ortodoxa responde afirmativamente a ambas cuestiones; de todas maneras hay que registrar una diferencia entre historiadores oficiales “intencionalistas” y “funcionalistas”; éstos excluyen el propósito inicial.
En cuanto a la intención, el gran problema para le fundamentalismo holocaustista es que no se encuentren documentos probatorios. Se ofrecen al publico declaraciones antisemitas de Hitler, pero eso es escamotear la verdadera cuestión y fomentar la peligrosa ecuación Antisemitismo=Exterminio de los judíos. Los supuestos “discursos secretos” de Himmler, que habrían sido pronunciados en octubre de 1943, jamás poseyeron mucho valor: ¿quién va a anunciar secretos en discursos y, para colmo, ordenar que se graben en un disco? Al lector enjundioso lo remitimos a los estudios de Udo Walendy “Lügen über Himmler” (en Historische Tatsache, Nr 45 y 47). La única prueba de intención genocida serían los documentos que constituyen el llamado “Wannsee Protokoll”, descubierto (o construido) por el fiscal judío-americano Robert M. W. Kempner hacia fines de 1947 con ocasión del llamado “Wilhemstrasse-Prozess” en Nuremberg contra Ernst von Weizsäcker. Recordemos que se necesita preparar la atmósfera política para la creación del Estado de Israel en 1948, un Estado que jamás hubiera subsistido sin las reparaciones extraídas a Alemania.
Se comprende que el Protocolo de Wannsee haya suscitado la simpatía de los exterminacionistas. ¿Qué valor poseen los documentos de Kempner? Usted observe el facsímil del documento en la Ilustración 1, que llamaremos Versión A. Se trata de una carta de Reinhard Heydrich, Jefe de la Policía de Seguridad, fechada el 26.1.42 y dirigida a Luther, Secretario de Estado en el Ministerio del Exterior. Heydrich indica algunos detalles organizatorios a arreglar con Eichmann y adjunta como Anexo un protocolo de la reunión del 20.1.42 sobre la erradicación de los judíos. Un facsimilar de Carta y Anexo (ejemplar Nº 16 del protocolo) lo dio a conocer Kempner en su libro Eichmannn und Komplizen (1961 pags. 138 ss; originariamente se le confirió al documento la signatura NG-2586).
Pero de esa misma Carta y de su Anexo existe otra versión, que llamaremos B, cuyo facsímil ve usted en la Ilustración 2

Ilustración 1 :
Carta de Hedydrich según Kempner (versión A).
Obsérvese que el margen izquierdo comienza a la altura de la cifra “1456”, bajo el membrete del ángulo superior izquierdo.

Ilustración 2 :
Versión B del mismo documento. Obsérvese la runa y el desplazamiento del margen. El texto comienza debajo de la abreviatura “gRs”. Las anotaciones y sellos, sorprendentemente, se pueden superponer con los añadidos correspondientes de A.

Ilustración 3:
Primera pagina del Anexo de versión A con la signatura “D.III.29” escrita a maquina por el supuesto remitente.

“Para mí era claro que si fracasaban las negociaciones con los judíos, también las negociaciones en Londres con la Comisión de Deudas tomarían un curso negativo, pues los círculos bancarios judíos ejercían un influjo nada despreciable. Por otra parte era obvio que un fracaso en la Comisión de Londres provocaría un fracaso en las negociaciones con los judíos. Si nuestra economía debía adquirir capacidad productiva y crédito, la reunión de Londres tenía que concluir exitosamente. Sólo así podría haber un desarrollo económico que también posibilitara pagos a Israel y a las organizaciones internacionales judías”.
Konrad Adenauer, Erinnerungen 1953-55 (Memorias), Stuttgart, tomo II, p. 14.

Ese “original” se recibe probablemente en los años setenta en el Archivo Federal de Koblenz y de ahí pasa a la sección Politisches Archiv del Ministerio de relaciones Exteriores en Bonn, bajo la sigla K 2104-15. La diferencia entre las versiones A y B afecta sólo a la tipografía, pero es obvio que por lo menos una versión tiene que estar falsificada y que quien podía falsificar una versión estaba en condiciones técnicas de falsificar la otra. Un examen cuidadoso muestra entre otras diferencias, probablemente una de las causas de duplicación de versiones: la “SS” del documento en la versión A aparece escrita con dos eses mayúsculas. En cambio el documento de la versión B exhibe las runas, ya que las maquinas de escribir de la SS disponían de una tecla adicional con ese signo. Este problema se repite, agravado, en las versiones A y B del Anexo de 15 paginas, que es el llamado “Protocolo del Wannsee”. Ese Protocolo lleva el numero 16 de un supuesto total de 30 ejemplares. Es evidente que no pueden existir dos ejemplares numero 16 y que por lo menos uno ha de estar falsificado.
La multiplicación de “originales” gemelos es una constante que caracteriza los supuestos documentos atinentes al Holocausto, documentos construidos a toda prisa por el método del ensayo y error. Desperfectos aquí y allá no podían evitarse. ¿Nos entendemos? Ahora, amigo lector, despierte en su alma el Sherlock Holmes que todos llevamos dentro.
Superponiendo ambas versiones se constata en B un desplazamiento del texto mecanografiado hacia la derecha. En cambio no sólo el membrete “Der Chef...” obra de punto fijo, sino también cada una de las anotaciones manuscritas y de cada uno de los sellos. Por lo tanto, los documentos A y B no han surgido independientemente uno de otro y quien construyó la versión posterior disponía de los sellos y firmas que se necesitaban para la primera versión: lo cual socava las garantías de que se trata de documentos genuinos.
Desde el punto de vista documental, la versión B es mejor, se compuso con una máquina de la SS (y el Anexo lleva manuscritas las anotaciones que no pueden estar a máquina, como enseguida se explicará). Pero si B es el original ¿como resulta que el ejemplar que primero aparece ante el IMT (Internacional Military Tribunal) presentado por Kempner, sea el A? Además, si ya existía el documento B, era ocioso construir una falsificación A, donde si cada golpe de tecla, tras paciente trabajo, coincide con el anterior, salvo en que falta la tecla de runas. Asimismo llama la atención (comparar nuevamente las Ilustraciones 1 y 2) que en ambas versiones aparece el numeral “6” (en la línea 2 del segundo párrafo: “ich am 6 März 1942”) corregido a mano, pero mientras una ampliación muestra que en A había sido tipeado un “5” y luego corregido, ese “5” no aparece debajo de la corrección a mano de B. Tal corrección es superflua y sólo se explica por el afán de imitar al máximo la versión A.
¿Es entonces A el original? Si A fuera el original, ¿cómo explicar que no se haga uso de la tecla de runas en una carta oficial de Heydrich ni en las paginas del Anexo? ¿Y por qué el Politisches Archiv presenta B como el original recibido de las autoridades norteamericanas? Peor aun, el detalle que antes habíamos mencionado: el Anexo de A exhibe en su primera página en el borde inferior derecho, escrita a máquina, la signatura “D.III.29.g.Rs.” (vea Usted la Ilustración 3). Pero esta catalogación la confiere el destinatario, el Ministerio del Exterior (Auswärtiges Amt) como muestra el agregado manuscrito en el sello de entrada de la Carta (cf. Ilustración 2, vértice superior derecho). ¿Cómo podía adivinar el mecanógrafo del remitente la sigla casual de catalogación que le adjudicaría el destinatario?
En síntesis: es tan problemático que la versión A sea el facsimilar de un documento original como que B lo sea. Esto induce a conjeturar que ambas versiones son falsificaciones, acaso compuestas de elementos auténticos.
La hipótesis se corrobora por las muchas irregularidades que descubre una crítica interna. Para empezar (ver Ilustración 1) está el numero de registro bajo el membrete en el ángulo superior izquierdo: la signatura “1456/41” significa carta número 1456 del año 1941, lo que no concuerda con la fecha 26.1.1942 (que por otra parte está manuscrita, como si se hubieran olvidado del detalle al mecanografiar) ni con el envío de un Anexo labrado después del 20.1.1942. Usted nos dirá que esos errores suelen producirse a principios de año. Bueno, puede ser, pero el sello de entrada en el ángulo superior derecho indica 2.3.42., lo que haría que la carta hubiera estado dando vuelta más de un mes por la ciudad de Berlín, a pesar del otro sello “Geheime Reichssache!” (Asunto Secreto del Reich) que reclama urgencia y discreción. ¿Qué raro verdad?
Otra rareza: el espacio vacío para indicar Anexos en el sello de entrada (“Anl.” De Anlage) queda en blanco, cuando justamente el anexo es de suma importancia. El confuso texto del Anexo presenta errores lexicográficos y denominaciones absurdas, imposibles en un texto de funcionarios alemanes (por ejemplo “als Staatsarbeiter angestellt” por Beamte, o “private Berufe” por freie Berufe, etc.). la sigla D III 29 habría sido ya aplicada a otro documento, según las indagaciones de J. P. Ney, a un informe del representante diplomático en Copenhague de fecha 6.1.1942. Por si esto fuera poco, ninguno de los participantes en la reunión de Wannsee, donde se resolvería un genocidio, fue inculpado y castigado por ese motivo después de la guerra.
Estas irregularidades empezaron a salir a la luz durante los sucesivos juicios contra el autor revisionista Dr. Wilhem Stäglich en los años 80. Las actas pueden consultarse en la obra de Rolf Kosiek, Geschichtsbetrachtung als Wagnis (Tübingen, Grabert Verlag, 1987). Una máxima importante para un historiador es que la existencia de una falsificación de fuentes da un indicio de que lo contrario a lo atestiguado por el presunto documento es probablemente lo verdadero.

“Son insensibles al dolor y al placer, salvo el agrado que les dan la carne cruda y rancia y las cosas fétidas. La falta de imaginación los mueve a ser crueles. (...) De la nación de los Yahoos, los hechiceros son realmente los únicos que han suscitado mi interés. El vulgo les atribuye el poder de cambiar en hormigas o tortugas a quienes así lo deseen; un individuo que advirtió mi incredulidad me mostró un hormiguero, como si este fuera una prueba”.
(J. L. Borges, El Informe Brodie)

4 comentarios:

Ramiro Semper dijo...

Excelente y lúcido análisis sobre la inquisición sionista. El mismo hecho de que esté prohibido cuestionar una "verdad indiscutible" como el presunto Holocausto hace sospechosa su credibilidad.

Gabrielle RG dijo...

La argumentación es tan bella, espero pronto poder leer el que sigue.

Marcelo Froia dijo...

no me convence,no se discute el holocausto por la misma razón que no se discute la bomba en hioroshima. distinto es que no se pueda hablar mal de lo que hacen con los palestinos porque... fueron victimas de los nazis... hay diferencias, y el hipoppotamo en el ropero esta bien, a mi no me jode, si le hace feliz a tu madre, déjalo estar...

Lovecraft dijo...

La diferencia estriba en que respecto a la bomba sobre Hiroshima existe fuerte evidencia de todo tipo, y respecto al Holocausto no hay evidencias sostenibles; solo unos cuántos "testigos" individuales, confesiones arrancadas por tortura,libros sensacionalistas,fotos trucadas etc. Saludos.

LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Artículo 6o. La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho a la información será garantizado por el Estado.
Artículo 7o. Es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquier materia. Ninguna ley ni autoridad pueden establecer la previa censura, ni exigir fianza a los autores o impresores, ni coartar la libertad de imprenta, que no tiene más límites que el respeto a la vida privada, a la moral y a la paz pública. En ningún caso podrá secuestrarse la imprenta como instrumento del delito.

(Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos)


El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)


Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión

(Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.)


- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a "Libertades "del Tratado para el que se establece una Constitución Europea)

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